Las acciones del rey David en este versículo son un testimonio de su lealtad y bondad. Tras convertirse en rey, David recordó su promesa a su querido amigo Jonatán, hijo de Saúl, de mostrar bondad a su familia. A pesar de los riesgos políticos, David buscó a Mefiboset, el hijo de Jonatán, quien vivía en la obscuridad en Lo Debar. Lo Debar, un lugar de poca importancia, simboliza cómo Mefiboset llevaba una vida alejada de la corte real. Al traerlo de la casa de Makir, hijo de Ammiel, David demostró un compromiso con la gracia y la misericordia. Este acto de bondad no solo se trataba de cumplir una promesa, sino también de restaurar la dignidad y ofrecer un lugar de honor a alguien que había perdido todo. Sirve como un poderoso recordatorio de la importancia de la compasión, la lealtad y el poder transformador de la gracia, animándonos a buscar a aquellos que están en necesidad y ofrecerles amor y apoyo.
Entonces envió el rey David a traer a su casa a Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl.
2 Samuel 9:5
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