En una ocasión grandiosa y solemne, Salomón convoca a los ancianos, jefes tribales y cabezas de familia de Israel a Jerusalén. Esta reunión no es solo una asamblea política, sino un evento profundamente espiritual, ya que tienen la tarea de llevar el arca del pacto al templo que Salomón ha construido. El arca, un cofre sagrado que contiene las tablas de los Diez Mandamientos, simboliza el pacto de Dios con Israel y su presencia entre ellos. El traslado del arca al templo significa un nuevo capítulo en la vida religiosa de Israel, convirtiéndose el templo en el lugar central de adoración.
Este evento subraya la importancia de la unidad y el liderazgo en los asuntos espirituales. Al involucrar a los líderes de todas las tribus y familias, Salomón asegura que este momento sea un acto colectivo de devoción, reforzando la idea de que la adoración y la reverencia hacia Dios son responsabilidades comunitarias. El traslado del arca al templo también significa el cumplimiento de la visión de David y las promesas de Dios, marcando un tiempo de celebración nacional y renovación espiritual.