En este pasaje, se utiliza la metáfora de la piedra angular para describir a Jesucristo. En las prácticas de construcción antiguas, la piedra angular era la primera piedra colocada en la construcción de una base, determinando la posición de toda la estructura. Al llamar a Jesús la 'piedra angular escogida y preciosa', las Escrituras enfatizan su importancia y valor en la vida espiritual de los creyentes. Esta piedra angular se coloca en Sion, simbolizando el cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo.
La promesa de que 'el que confía en él no será avergonzado' ofrece una profunda tranquilidad. Sugiere que la fe en Jesús proporciona una base firme, evitando que el creyente experimente una vergüenza o fracaso definitivo. Esta seguridad no solo se refiere a evitar la vergüenza en esta vida, sino que también habla de la seguridad eterna y el honor en la presencia de Dios. El versículo llama a los cristianos a depositar su confianza completamente en Jesús, asegurándoles que tal fe conducirá a la estabilidad y realización espiritual.