En este pasaje, Dios se dirige a Josué, el sumo sacerdote, y a sus asociados, destacando su papel simbólico en el plan divino que se despliega. Representan un anticipo de eventos futuros y de intervenciones divinas. La mención de "el Renuevo" es significativa, ya que es un término profético a menudo asociado con la venida del Mesías, una figura que traerá salvación y renovación. Este mensaje sirve como un consuelo para el pueblo de Israel, que se encontraba en un período de reconstrucción y restauración tras el exilio babilónico. Se enfatiza el compromiso continuo de Dios con Su pueblo y Su intención de cumplir Sus promesas. Al referirse a Josué y sus compañeros como símbolos, Dios subraya la importancia de sus roles en la narrativa más amplia de la redención. Este pasaje invita a los creyentes a permanecer esperanzados y fieles, confiando en el plan final de Dios para la salvación y la venida del Mesías, que los cristianos creen se cumple en Jesucristo. La imagen de "el Renuevo" también sugiere crecimiento, renovación y el florecimiento del reino de Dios, ofreciendo una visión de un futuro esperanzador.
Escucha, oh sumo sacerdote Josué, tú y tus compañeros que se sientan delante de ti; porque son hombres de signo, he aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
Zacarías 3:8
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