El pasaje presenta una escena vívida donde Josué, el sumo sacerdote, se encuentra ante el ángel del Señor. Sus ropas sucias representan los pecados y las impurezas acumuladas. El ángel ordena la eliminación de estas vestiduras, simbolizando la limpieza del pecado. Este acto de cambiar de ropa es una metáfora del perdón y la purificación de Dios. Al vestir a Josué con ropas finas, Dios no solo perdona, sino que también lo restaura a un estado de dignidad y justicia. Esta transformación es un testimonio de la gracia de Dios, enfatizando que siempre está listo para perdonar y renovar a quienes lo buscan. La imagen del cambio de vestimenta es poderosa, ilustrando cómo Dios puede transformar nuestras vidas de la pecaminosidad a la justicia. Este versículo anima a los creyentes a confiar en la misericordia de Dios y en los nuevos comienzos que Él ofrece, recordándonos que, sin importar cuán manchados nos sintamos, el amor de Dios puede hacernos limpios y completos nuevamente.
Y respondió el ángel a los que estaban delante de él, diciendo: He aquí que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.
Zacarías 3:4
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