En este versículo, el salmista expresa un profundo sentido de ser agraviado por aquellos en autoridad, pero encuentra una paz y reverencia en la palabra de Dios. La persecución de los príncipes se describe como sin causa, resaltando la injusticia que se enfrenta. A pesar de esto, el corazón del salmista no está lleno de miedo ante el poder humano, sino más bien de asombro y respeto por la palabra divina. Esto refleja un poderoso mensaje sobre la resiliencia de la fe. El temblor del salmista ante la palabra de Dios significa un profundo respeto y reconocimiento de su verdad y autoridad. Este versículo sirve como un recordatorio de que, aunque la autoridad humana puede ser injusta, la palabra de Dios sigue siendo una fuente firme de verdad y consuelo. Anima a los creyentes a priorizar sus convicciones espirituales sobre las presiones mundanas y a encontrar fortaleza en las escrituras, que ofrecen guía y tranquilidad en tiempos de dificultad. La respuesta del salmista ante la persecución no es la retaliación, sino un compromiso más profundo con la palabra de Dios, ilustrando el poder transformador de la fe.
Princesas me han perseguido sin causa; Mas mi corazón se ha atemorizado de tus palabras.
Salmos 119:161
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