En este pasaje, Moisés se dirige a las tribus de Gad y Rubén, quienes han solicitado establecerse en las tierras fértiles al este del río Jordán. Moisés establece una condición para su solicitud: primero deben unirse a los otros israelitas en la conquista de la tierra al oeste del Jordán. Este acuerdo refleja la importancia de la unidad y la responsabilidad compartida entre las tribus de Israel. Al aceptar luchar junto a sus compatriotas israelitas, los gaditas y rubenitas demuestran su compromiso con la misión colectiva de la nación. Este arreglo también destaca el principio de las promesas condicionales, donde las bendiciones y recompensas dependen del cumplimiento de los deberes y compromisos de cada uno. La narrativa anima a los creyentes a trabajar juntos por objetivos comunes, mostrando que la cooperación y la fidelidad conducen al cumplimiento de las promesas de Dios. Sirve como un recordatorio de que, aunque los deseos individuales son importantes, no deben ir en detrimento de las responsabilidades comunitarias y del bien mayor.
Y Moisés les dijo: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, toda la fuerza de guerra delante de Jehová, y la tierra les es dada delante de vosotros, entonces les daréis la tierra de Galaad en posesión.
Números 32:29
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