Moisés organiza una expedición militar seleccionando a mil hombres de cada una de las doce tribus de Israel, lo que demuestra un enfoque estructurado y unificado ante la tarea que tienen por delante. Fineas, hijo de Eleazar, el sacerdote, los acompaña, llevando consigo artículos sagrados del santuario y trompetas para señalización. Esta inclusión de elementos religiosos en la campaña militar enfatiza la interconexión de la fe y la vida cotidiana para los israelitas. Los artículos sagrados probablemente sirven como un recordatorio de la presencia de Dios y del pacto con Israel, mientras que las trompetas se utilizan para la comunicación y la coordinación durante la batalla.
La participación de Fineas, una figura sacerdotal, destaca la dimensión espiritual de la misión, sugiriendo que la batalla no es meramente un enfrentamiento físico, sino también un esfuerzo espiritual. Esto refleja el tema bíblico más amplio de que Dios está involucrado en la vida de Su pueblo, guiándolos y apoyándolos en sus luchas. Para los lectores modernos, este pasaje puede servir como un recordatorio de la importancia de buscar la guía divina y mantener la fe en todos los aspectos de la vida, confiando en que Dios está presente tanto en los desafíos como en los triunfos.