La Pascua del Señor, celebrada el catorce del primer mes, es un evento crucial en las tradiciones judía y cristiana. Marca el aniversario de la escapatoria de los israelitas de la esclavitud en Egipto, una historia de liberación y intervención divina. Esta celebración no es solo un recuerdo histórico, sino también una práctica espiritual que invita a los creyentes a reflexionar sobre la fidelidad de Dios y el poder de Su gracia salvadora. La Pascua es un momento para recordar los eventos milagrosos que condujeron a la libertad y para dar gracias por la intervención de Dios en la historia humana.
Para los cristianos, la Pascua tiene un significado adicional, ya que prefigura el sacrificio de Jesucristo, a menudo llamado el Cordero de Dios. Esta conexión subraya temas de redención, sacrificio y salvación que son centrales en la fe cristiana. La Pascua nos recuerda la obra continua de Dios en el mundo, animando a los creyentes a vivir en gratitud y esperanza, confiando en las promesas de Dios y Su capacidad para traer nuevos comienzos. Es un tiempo para reflexionar sobre el pasado, celebrar el presente y mirar hacia el futuro con fe.