Durante el viaje de los israelitas por el desierto, Dios instruyó a Moisés a realizar un censo de la comunidad. Este versículo identifica a Abidán, hijo de Gideoní, como el líder de la tribu de Benjamín. La designación de líderes para cada tribu fue crucial para mantener el orden y la organización entre los israelitas. Resalta la importancia del liderazgo y el papel que estos líderes desempeñaron en guiar a su pueblo a través de los desafíos. Cada líder era responsable de representar a su tribu, asegurando que se atendieran sus necesidades y que se cumplieran los mandamientos de Dios.
La mención de Abidán por su nombre subraya la responsabilidad personal y el honor que se le confiere. Refleja la importancia de cada tribu dentro de la comunidad más grande y la necesidad de unidad y cooperación. Este modelo de liderazgo estructurado ayudó a los israelitas a mantener su identidad y fe durante su travesía. El versículo sirve como un recordatorio de la importancia de la comunidad, el liderazgo y las responsabilidades que conlleva guiar a otros.