En el contexto de la misión de Nehemías para reconstruir Jerusalén, el censo del pueblo fue un paso significativo para restaurar la ciudad y sus prácticas religiosas. Los descendientes de Immer, que sumaban 1,052, eran parte de las familias sacerdotales que regresaron del exilio. Este censo no solo se trataba de contar personas; era sobre restablecer una comunidad que había estado dispersa y asegurar que la identidad religiosa y cultural de los israelitas se preservara. Cada familia, incluida la de Immer, desempeñaba un papel vital en el tejido espiritual y social de la nación. Al registrar estos números, Nehemías pudo organizar la comunidad de manera efectiva, asegurando que cada grupo tuviera un lugar y un propósito en los esfuerzos de reconstrucción. Este pasaje nos recuerda la importancia de la comunidad, la herencia y el esfuerzo colectivo necesario para restaurar y mantener las tradiciones de fe.
Los hijos de Pahath-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos y doce.
Nehemías 7:40
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