En este versículo, el profeta Miqueas transmite un mensaje de Dios sobre el estado crítico de Samaria y su impacto en Judá. La 'plaga' se refiere al pecado rampante y la idolatría que han arraigado en Samaria, y que ahora se están extendiendo a Judá. Esta metáfora de 'plaga' ilustra cómo el pecado puede ser omnipresente y destructivo, afectando no solo a individuos, sino a comunidades enteras. La mención de que ha llegado 'hasta la puerta de mi pueblo' significa que la corrupción no es solo un problema lejano, sino que se ha acercado a casa, amenazando el corazón de la nación, Jerusalén.
Esto sirve como una poderosa advertencia sobre las consecuencias de apartarse de los mandamientos de Dios. El versículo llama a la conciencia y a la acción, instando al pueblo a reconocer la seriedad de su condición espiritual. Enfatiza la necesidad de arrepentimiento y un regreso a la fidelidad para prevenir un mayor deterioro. La imagen utilizada por Miqueas es un recordatorio vívido de la importancia de mantener la integridad espiritual y las posibles consecuencias de descuidar la relación con Dios.