En este pasaje, Jesús habla a sus discípulos sobre las señales de los tiempos finales. Se refiere a una profecía del libro de Daniel, que menciona una 'abominación desoladora'. Este término históricamente se refería a eventos en los que los espacios sagrados fueron profanados, como cuando Antíoco IV Epífanes profanó el templo judío. Jesús utiliza esta referencia para advertir sobre futuros eventos que serán igualmente preocupantes y significativos.
La instrucción de 'que el lector entienda' sugiere que esta profecía requiere discernimiento y sabiduría para ser interpretada. Implica que estos eventos serán claros para aquellos que estén espiritualmente atentos y sean conocedores de las escrituras. Esto sirve como un recordatorio para los creyentes de estar preparados y permanecer fieles, incluso en tiempos de prueba. Al comprender estas señales, se anima a los cristianos a mantenerse firmes en su fe y confiar en el plan final de Dios, a pesar de los desafíos que puedan surgir.