En esta declaración inicial, Jesús se prepara para ofrecer una serie de enseñanzas tanto a sus discípulos como a las multitudes reunidas. Esta audiencia dual es significativa, ya que muestra que sus mensajes están destinados a todos, no solo a sus seguidores más cercanos. Al dirigirse a ambos grupos, Jesús subraya la universalidad de sus enseñanzas, enfatizando que son relevantes para todos los que buscan entender y vivir según la voluntad de Dios.
Esta introducción establece el escenario para un discurso que desafiará el statu quo y alentará a los oyentes a reflexionar sobre sus propias vidas y prácticas. Jesús a menudo utilizaba tales momentos para llamar la atención sobre el corazón de la ley y el espíritu detrás de las prácticas religiosas, instando a las personas a ir más allá de la mera observancia externa hacia una fe más profunda y genuina. Sus enseñanzas en este contexto están destinadas a inspirar la transformación y un compromiso más profundo con vivir de acuerdo con los principios de Dios. Este enfoque invita a todos a involucrarse con el mensaje, independientemente de su trasfondo o nivel de comprensión, haciendo que las enseñanzas de Jesús sean accesibles y aplicables a todos.