Este versículo señala el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento, haciendo referencia específica al profeta Isaías. Introduce el papel de Juan el Bautista como el precursor de Jesucristo. Juan es presentado como el mensajero enviado por Dios para preparar el camino para el Mesías. Su misión consistía en llamar a las personas al arrepentimiento y a la preparación para la llegada de Jesús, enfatizando la necesidad de una preparación espiritual y de apertura a la obra de Dios.
La mención de Isaías resalta la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, mostrando que la venida de Jesús era parte del plan de Dios a largo plazo. Refleja la fidelidad de Dios en mantener sus promesas y la importancia de la profecía para entender la vida y misión de Jesús. Este versículo establece el escenario para el ministerio de Jesús al mostrar la orquestación divina de los eventos que conducen a su llegada. Recuerda a los creyentes la importancia de estar preparados para la obra de Dios en sus vidas y en el mundo.