Cornelio, un centurión romano conocido por su fe devota y generosidad, recibe un mensaje divino a través de una visita angelical. El ángel le instruye que envíe a buscar a Simón Pedro, quien está en Jopé. Este momento es crucial en la historia de la Iglesia primitiva, ya que marca un paso significativo en la expansión del cristianismo más allá de las comunidades judías, incluyendo a los gentiles. La obediencia de Cornelio al mensaje del ángel demuestra su fe y disposición a seguir la voluntad de Dios.
La aparición del ángel simboliza la intervención activa de Dios en la guía de Sus seguidores y en la orquestación de eventos para un propósito mayor. Al enviar a buscar a Pedro, Cornelio se convierte en parte de un plan divino que derriba las barreras entre judíos y gentiles, enfatizando la naturaleza universal del Evangelio. Este pasaje recuerda a los creyentes la importancia de estar atentos a la guía de Dios, incluso cuando esta llega a través de medios inesperados, y de la naturaleza inclusiva del amor y la salvación de Dios. Invita a estar abiertos a los planes de Dios y a estar listos para actuar según Sus instrucciones.