Los discípulos a menudo se sentían desconcertados por las enseñanzas de Jesús, ya que frecuentemente contenían verdades espirituales más profundas que no eran evidentes de inmediato. En este caso, el significado de las palabras de Jesús estaba oculto para ellos, lo que sugiere que había un propósito divino en su falta de entendimiento en ese momento. Esto resalta la idea de que las verdades espirituales a veces se revelan de manera progresiva, a medida que las personas están listas para comprenderlas. El miedo de los discípulos a hacer preguntas puede derivar de una combinación de reverencia hacia Jesús y el temor a parecer ignorantes. Este pasaje nos recuerda la importancia de la humildad y la disposición a hacer preguntas en nuestro camino espiritual. Nos anima a buscar entendimiento y sabiduría, confiando en que la claridad llegará a su debido tiempo. El miedo a preguntar es una experiencia humana común, pero este pasaje nos asegura que buscar comprensión es una parte valiosa de nuestro crecimiento en la fe.
La búsqueda de respuestas es un viaje que todos debemos emprender, y este versículo nos invita a no temer la incertidumbre, sino a abrazar el proceso de aprendizaje y crecimiento espiritual.