José de Arimatea es retratado como un hombre de integridad y valentía moral. Como miembro del Consejo judío, ocupaba una posición de influencia y autoridad. A pesar de la oposición general del Consejo hacia Jesús, se le describe como bueno y recto, lo que indica su compromiso personal con la justicia y la verdad. Esta introducción prepara el escenario para sus acciones posteriores, donde solicita valientemente el cuerpo de Jesús para su entierro, demostrando su respeto y devoción.
El carácter de José es significativo porque muestra que incluso dentro de grupos que parecen estar completamente en contra de Jesús, hay individuos que reconocen y siguen la verdad. Su disposición a actuar de acuerdo con sus convicciones, a pesar de la posible represalia, es un poderoso ejemplo de fe e integridad. Esta narrativa anima a los creyentes a mantenerse firmes en sus creencias y a actuar con justicia, incluso cuando es difícil o impopular. La historia de José es un recordatorio de que la verdadera rectitud a menudo requiere valentía y la disposición a ir contra la corriente por el bien de lo que es correcto.