Este versículo forma parte de una narrativa más amplia donde los saduceos, un grupo de líderes judíos que no creían en la resurrección, plantean una pregunta a Jesús. Presentan una situación hipotética en la que una mujer se casa con siete hermanos, uno tras otro, ya que cada hermano muere sin dejar hijos. Su intención es desafiar a Jesús sobre el concepto de la resurrección, que ellos no aceptan. Los saduceos preguntan de quién será esposa en la resurrección, pensando que este escenario expone la absurdidad de la vida después de la muerte. Jesús responde explicando que la vida en la resurrección es diferente de la vida terrenal. En la resurrección, las personas no se casarán ni serán dadas en matrimonio; en cambio, serán como ángeles y serán hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Esta enseñanza subraya la naturaleza transformadora de la vida resucitada, donde las preocupaciones y relaciones terrenales son superadas por una nueva existencia eterna con Dios. La respuesta de Jesús no solo aborda el desafío de los saduceos, sino que también ofrece esperanza y seguridad de una vida más allá de esta, donde los creyentes están unidos con Dios de una manera nueva y gloriosa.
Y los siete la tuvieron; y no dejaron hijos. ¿A la última, ¿de quién será mujer?
Lucas 20:32
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