En este relato, Jesús se encuentra con diez hombres que sufren de lepra, una enfermedad que no solo afectaba su salud, sino que también los aislaba de la sociedad. La lepra era considerada altamente contagiosa, y quienes la padecían debían vivir apartados de los demás. Cuando Jesús les dice que vayan y se muestren a los sacerdotes, se refiere a la ley judía que requería que un sacerdote confirmara una sanación antes de que un leproso pudiera reintegrarse a la sociedad. Esta instrucción es significativa porque, en el momento en que Jesús habla, los leprosos aún no están sanados. Sin embargo, al obedecer su mandato y comenzar su camino, son limpiados. Esta sanación milagrosa enfatiza la importancia de la fe y la obediencia. La disposición de los leprosos para actuar según las palabras de Jesús, a pesar de su condición actual, demuestra confianza en su poder y autoridad. Su sanación mientras avanzan ilustra que a veces la fe requiere que demos pasos hacia adelante incluso antes de ver los resultados. Este pasaje anima a los creyentes a confiar en las promesas de Dios y a actuar en fe, sabiendo que la gracia de Dios puede traer transformación y sanación a nuestras vidas.
Y al verlos, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
Lucas 17:14
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