En este versículo, el ejército asirio, liderado por Holofernes, se posiciona estratégicamente para asediar la ciudad de Betulia al controlar el suministro de agua. Esta táctica militar es común en la guerra antigua, ya que busca debilitar al enemigo al cortar recursos esenciales. Los soldados acampan en el valle para vigilar los manantiales, asegurándose de que los israelitas no puedan acceder al agua, mientras que el resto del ejército rodea la ciudad desde la montaña. Este cerco significa un asedio completo, con la intención de forzar a los israelitas a la sumisión a través de la privación.
El versículo establece el escenario para el drama que se desarrolla en el Libro de Judit, donde los israelitas enfrentan probabilidades abrumadoras. Subraya el tema de la dependencia de la intervención divina y la fe en el poder de Dios para liberar, incluso cuando los esfuerzos humanos parecen inútiles. La narrativa anima a los lectores a confiar en la providencia y la fortaleza de Dios, recordándoles que la fe puede conducir a victorias inesperadas. Esta historia es un testimonio de la resiliencia de la fe y la creencia de que Dios puede proporcionar soluciones en situaciones aparentemente imposibles.