Las palabras de Judith revelan a una mujer de profunda fe y devoción, dedicada a servir a Dios con todo su corazón. Se identifica como una sierva que teme a Dios, lo que indica su reverencia y compromiso de vivir según los principios divinos. Sus oraciones nocturnas en el valle simbolizan su dependencia de la guía de Dios y su creencia de que Él proporcionará sabiduría e insight. Este acto de buscar dirección divina subraya la importancia de la paciencia y de esperar el tiempo de Dios en nuestras vidas. La fe de Judith no es pasiva; es activa e implica una práctica disciplinada de oración y escucha. Su seguridad de que Dios revelará los pecados de sus enemigos muestra su confianza en la justicia y el tiempo de Dios. Esta narrativa anima a los creyentes a mantener una vida de oración fuerte y a confiar en el plan de Dios, incluso cuando las circunstancias parecen inciertas. También destaca el poder de la fe para guiar y proteger a aquellos que buscan sinceramente la voluntad de Dios, recordándonos que la sabiduría divina está disponible para quienes se acercan a Dios con humildad y sinceridad.
Y cuando ella hubo dicho estas palabras, el rey se admiró de su sabiduría, y dijo: ¿Quién eres tú, que has tenido tal sabiduría?
Judith 11:25
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