En este momento de la historia de Israel, Josué está liderando al pueblo en una renovación de su pacto con Dios. Al construir un altar según las instrucciones dadas a Moisés, están demostrando su obediencia y reverencia por los mandamientos de Dios. El uso de piedras sin labrar para el altar es significativo; simboliza la pureza y un regreso a lo básico de la fe, libre de alteraciones humanas. Este acto de construir y ofrecer sacrificios es una profunda expresión de adoración y dedicación. Los holocaustos representan la expiación y la dedicación a Dios, mientras que las ofrendas de paz significan comunión y armonía con Él. Juntas, estas ofrendas reflejan el deseo de los israelitas de vivir en armonía con Dios, reconociendo Su soberanía y buscando Su guía. Este momento es una reafirmación de su identidad como pueblo elegido de Dios, comprometidos con Sus leyes y ansiosos por recibir Sus bendiciones mientras se establecen en la Tierra Prometida.
Como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, y como está escrito en el libro de la ley de Moisés: "Un altar de piedras enteras, sobre el cual nadie alzara hierro"; y ofrecieron allí holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.
Josué 8:31
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