En este versículo, Jesús habla sobre la importancia de aprovechar el momento para llevar a cabo la obra de Dios. La imagen del "día" y la "noche" se utiliza para transmitir la idea de oportunidad y urgencia. El "día" representa el tiempo en que Jesús está presente con Sus discípulos, un período en el que pueden involucrarse activamente en el ministerio y el servicio. Por otro lado, la "noche" significa un tiempo en el que Jesús ya no estará físicamente presente, y las oportunidades para trabajar serán limitadas.
Este mensaje es un recordatorio para todos los creyentes de aprovechar al máximo su tiempo en la tierra mediante actos de amor, servicio y la difusión del evangelio. Resalta la naturaleza transitoria de la vida y la necesidad de priorizar esfuerzos espirituales y significativos. Al hacerlo, los cristianos pueden cumplir con su propósito divino y tener un impacto duradero en el mundo que les rodea. El versículo anima a vivir con intención y urgencia, sabiendo que el momento de actuar es ahora, y que cada día es un regalo que debe usarse sabiamente para la gloria de Dios.