En este pasaje, los fariseos, parte de la dirección religiosa judía, cuestionan a un hombre que había sido ciego de nacimiento y fue sanado por Jesús. Frustrados, lo insultan, acusándolo de ser discípulo de Jesús, a quien despectivamente llaman 'este individuo'. Su declaración, 'Nosotros somos discípulos de Moisés', subraya su apego a la Ley Mosaica y su percepción de autoridad y tradición. Moisés es una figura central en el judaísmo, representando la ley y el pacto con Dios. Al alinearse con Moisés, intentan desacreditar a Jesús y a sus seguidores, sugiriendo que las enseñanzas de Jesús son inferiores o incluso blasfemas.
Esta interacción ilustra el conflicto más amplio entre el antiguo pacto, representado por la ley de Moisés, y el nuevo pacto traído por Jesús. También destaca el coraje necesario para seguir a Jesús, ya que a menudo significa enfrentarse a normas establecidas y soportar críticas. Para los creyentes, este pasaje sirve como un recordatorio de la importancia de la fe y la disposición a enfrentar desafíos en busca de la verdad y el crecimiento espiritual.