En esta profunda declaración, Jesús enfatiza el poder y la importancia de la creencia. Al afirmar que "el que cree tiene vida eterna", nos asegura que la fe en Él es el camino hacia la vida eterna. Esta promesa es tanto inmediata como continua, sugiriendo que la vida eterna comienza en el momento en que uno cree y continúa más allá de esta existencia terrenal. Las palabras de Jesús destacan la simplicidad y accesibilidad de la salvación: no se gana a través de acciones o estatus, sino que es un regalo recibido a través de la fe. Este mensaje es profundamente reconfortante, ofreciendo esperanza y certeza a todos los que eligen creer. Subraya la naturaleza personal de la fe, invitando a cada individuo a una relación con Jesús. Esta seguridad de vida eterna es una piedra angular de la fe cristiana, proporcionando un sentido de paz y propósito. Invita a los creyentes a vivir con la confianza de que su futuro está asegurado, alentándolos a centrarse en su viaje espiritual y relación con Dios. La promesa de vida eterna es una fuente de alegría y motivación, inspirando a los creyentes a compartir este mensaje de esperanza con los demás.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Juan 6:47
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