En este pasaje, Jesús enfatiza la importancia de la fe sobre las obras. Aclara que la principal 'obra' que Dios desea es creer en Jesús, a quien Él ha enviado. Esta afirmación desplaza el enfoque de los esfuerzos humanos a la gracia divina. Creer en Jesús no es solo un asentimiento intelectual, sino que implica confianza, compromiso y una relación personal con Él. Esta fe es fundamental para la vida cristiana, influyendo en cómo vivimos e interactuamos con los demás. Es a través de esta creencia que recibimos la gracia de Dios y somos capacitados para vivir de acuerdo a Su voluntad.
El contexto de este versículo es significativo; Jesús acababa de alimentar a 5,000 personas, y la multitud buscaba más señales. Sin embargo, Jesús redirige su atención de las necesidades físicas a las verdades espirituales. Les llama a reconocerlo como la fuente de la vida eterna. Esta creencia no es pasiva, sino activa, involucrando un viaje continuo de confianza y dependencia en Jesús. Es un llamado a priorizar el alimento espiritual sobre las preocupaciones materiales, alineando nuestras vidas con los propósitos de Dios a través de la fe en Cristo.