En este momento del juicio, Pilato intenta comprender la situación en la que se ha visto envuelto. Como gobernador romano, no está familiarizado con las complejidades de la ley y las costumbres judías, por lo que le pregunta a Jesús sobre las acusaciones en su contra. La pregunta de Pilato, "¿Soy yo judío?", indica su frustración y desconcierto al verse involucrado en lo que percibe como un asunto interno judío. Es consciente de que Jesús ha sido entregado por su propio pueblo, lo que añade complejidad a la situación.
La pregunta "¿Qué has hecho?" muestra el intento de Pilato de entender la naturaleza de los cargos contra Jesús. Esta interacción resalta la tensión política y el malentendido sobre la misión e identidad de Jesús. A pesar del rechazo y la traición de su propio pueblo, Jesús se mantiene sereno, sabiendo que su camino es parte de un plan divino más grande. Esta escena es un poderoso recordatorio de los desafíos que enfrentó Jesús y del cumplimiento de su propósito, que era traer salvación a todos, trascendiendo fronteras culturales y religiosas.