En un momento tenso tras su arresto, Jesús es llevado ante el sumo sacerdote y se le cuestiona sobre sus enseñanzas. Cuando responde, un oficial lo golpea, lo que lleva a Jesús a cuestionar la justicia de este acto. Su respuesta subraya un principio fundamental: la verdad no debe ser recibida con violencia o hostilidad. La calma de Jesús ante la injusticia destaca su compromiso con la verdad y la rectitud.
Este encuentro nos invita a reflexionar sobre cómo manejamos la verdad en nuestras propias vidas. ¿Estamos abiertos a ella o reaccionamos a la defensiva? El ejemplo de Jesús nos anima a relacionarnos con la verdad de manera reflexiva y respetuosa, incluso cuando nos desafía. Sus palabras nos recuerdan que la verdad es un pilar de la justicia y que defenderla requiere valentía e integridad. Al responder con razón en lugar de represalias, Jesús ejemplifica un camino de paz y rectitud, instándonos a considerar cómo podemos encarnar estos valores en nuestras interacciones con los demás.