Eliú, un joven de la familia de Ram, entra en la narrativa con una fuerte reacción a los discursos de Job. Se le describe como muy enojado con Job porque este ha estado justificándose a sí mismo en lugar de reconocer la justicia de Dios. La ira de Eliú se basa en su percepción de que la defensa de la integridad de Job parece eclipsar el reconocimiento de la justicia y sabiduría divinas. Este es un punto de inflexión en el diálogo, ya que Eliú siente la necesidad de intervenir, creyendo que los amigos mayores de Job no han abordado adecuadamente el problema.
La perspectiva de Eliú es significativa porque introduce una nueva voz en la conversación, una que enfatiza la necesidad de humildad y reverencia hacia Dios. Él cree que el enfoque de Job en su propia rectitud distrae de la comprensión del plan y propósito mayores de Dios. Los discursos de Eliú intentarán redirigir el enfoque de la autojustificación humana hacia la sabiduría divina, animando a Job y a sus amigos a considerar una visión más amplia del papel de Dios en el sufrimiento humano y la justicia. Esto establece el escenario para una exploración más profunda de los temas del sufrimiento, la justicia y la soberanía divina.