En este pasaje, Dios habla sobre los falsos profetas que afirman hablar en Su nombre, pero que no han escuchado verdaderamente Su guía. Los contrasta con aquellos que realmente están en Su consejo, es decir, aquellos que buscan sinceramente Su sabiduría y dirección. Si estos líderes hubieran estado en comunión con Dios, habrían podido transmitir Sus palabras con precisión al pueblo. Esto habría llevado a un alejamiento del mal y a un retorno a una vida justa.
El versículo subraya el papel crítico de los líderes espirituales en la orientación de sus comunidades. Llama a la autenticidad y la integridad en el liderazgo, enfatizando que la verdadera guía proviene de una relación profunda con Dios. Cuando los líderes están alineados con la voluntad divina, pueden inspirar un cambio positivo, ayudando a las personas a abandonar comportamientos dañinos y a abrazar una vida que refleje el amor y la justicia de Dios. Este mensaje es atemporal, recordándonos el poder del liderazgo espiritual genuino para transformar vidas y comunidades.