En este pasaje, los israelitas, liderados por Jacob y su familia, se han asentado en Egipto durante un tiempo de hambre. Están en la región de Gosén, que les fue otorgada por el faraón a través de la influencia de José. Gosén era un área fértil, ideal para sus ganados y necesidades agrícolas. Este asentamiento marca un momento significativo en la historia israelita, ya que se encuentran en una tierra extranjera, pero experimentando la provisión y bendición de Dios.
La capacidad de los israelitas para adquirir propiedades y aumentar en número significa tanto crecimiento físico como comunitario. Subraya un período de prosperidad y estabilidad, a pesar de estar lejos de su tierra ancestral. Este crecimiento puede verse como un cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham de que sus descendientes serían numerosos. También establece el escenario para la narrativa posterior del Éxodo, donde su creciente número se convierte en una preocupación para los egipcios.
Este versículo sirve como un testimonio de la fidelidad de Dios y la resiliencia de su pueblo. Recuerda a los lectores la importancia de confiar en la provisión divina, incluso cuando las circunstancias los llevan a lugares inesperados. La historia de los israelitas en Gosén es un poderoso ejemplo de cómo Dios puede convertir situaciones desafiantes en oportunidades de crecimiento y bendición.