A los noventa y nueve años, Abram tiene un encuentro profundo con Dios. Él se presenta como 'Dios Todopoderoso', un título que resalta su suprema autoridad sobre toda la creación. Este encuentro marca un momento crucial en la vida de Abram, ya que Dios lo invita a vivir de manera fiel y sin tacha. Caminar delante de Dios implica vivir con la constante conciencia de su presencia, tomando decisiones que lo honren y manteniendo una relación cercana y obediente. La llamada a ser perfecto no se trata de alcanzar la perfección, sino de esforzarse por la integridad y la rectitud en la vida cotidiana. Refleja un compromiso de alinear las acciones y el corazón con la voluntad de Dios. Este momento es significativo porque reafirma a Abram la promesa y presencia continua de Dios, a pesar de su edad y los desafíos que enfrenta. Sirve como un recordatorio de que los planes y propósitos de Dios trascienden las limitaciones humanas y que una vida de fidelidad siempre está al alcance, sin importar las circunstancias. Este pasaje anima a los creyentes a confiar en el poder de Dios y a perseguir una vida marcada por la fe y la integridad.
Cuando Abram tenía noventa y nueve años, apareció Jehová a Abram, y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
Génesis 17:1
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