A lo largo de la Biblia, Dios se comunica con sus mensajeros elegidos, los profetas, para transmitir Su voluntad y guía a Su pueblo. La frase "Vino a mí palabra de Jehová" es una introducción común en los libros proféticos, indicando que lo que sigue es un mensaje directamente de Dios. Esta comunicación divina resalta la importancia del papel del profeta como mediador entre Dios y Su pueblo, y enfatiza la seriedad y autoridad del mensaje que está a punto de ser entregado.
En el contexto de Ezequiel, esta introducción prepara al lector para una revelación destinada a instruir, advertir o alentar a los israelitas. Sirve como un recordatorio de la presencia activa de Dios y Su deseo de guiar a Su pueblo a través de los desafíos. Para los lectores modernos, es un llamado a estar atentos a la voz de Dios en sus propias vidas, ya sea a través de la escritura, la oración o la reflexión espiritual. Fomenta a los creyentes a buscar y reconocer la guía divina en su camino de fe.