En este versículo, Dios se dirige al pueblo a través del profeta Ezequiel, destacando su desprecio por las prácticas sagradas y las observancias religiosas. Las cosas santas se refieren a los rituales, objetos y prácticas sagradas que estaban destinados a honrar a Dios y mantener una conexión espiritual con Él. La profanación de los días de reposo indica un fracaso en observar el día de descanso y adoración, que es un signo del pacto entre Dios y Su pueblo. Este descuido significa una mala salud espiritual más amplia, donde el pueblo se ha alejado de sus compromisos y responsabilidades hacia Dios.
El día de reposo no es solo un día de descanso, sino un recordatorio de la creación de Dios y de Su liberación de Su pueblo. Al no honrarlo, el pueblo muestra una falta de reverencia y gratitud. Este versículo sirve como un llamado a los creyentes a reflexionar sobre sus propias prácticas espirituales y asegurarse de que no están dando por sentado su relación con Dios. Enfatiza la importancia de mantener tradiciones sagradas y honrar compromisos como una forma de nutrir la fe y el bienestar espiritual.