La instrucción de Dios de grabar los nombres de los hijos de Israel en dos piedras de ónice forma parte del diseño detallado de las vestiduras del sumo sacerdote. Estas piedras deben ser montadas en las hombreras del efod, una prenda sagrada que usa el sumo sacerdote. El grabado de los nombres representa las doce tribus de Israel, asegurando que siempre sean recordadas ante Dios. Este acto es profundamente simbólico, ya que representa el papel del sumo sacerdote como intercesor que lleva al pueblo de Israel a la presencia de Dios. Las piedras de ónice sirven como un recordatorio del pacto entre Dios y su pueblo, enfatizando el deber del sacerdote de representar a toda la nación en asuntos espirituales. Esta conexión subraya la importancia de la comunidad y la unidad entre las tribus, así como la responsabilidad del sacerdote de velar por el bienestar espiritual del pueblo. El uso de piedras preciosas también refleja el valor y el honor que Dios otorga a su pueblo, recordándoles su estatus especial como nación elegida.
Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel.
Éxodo 28:9
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