La historia de la infancia de Moisés está llena de intervención divina y giros inesperados. La hija del faraón, movida por la compasión, decide salvar al bebé hebreo que encuentra en el Nilo. Sin saberlo, confía al niño a su madre biológica, quien lo había colocado en el río para protegerlo del decreto del faraón. Este acto de bondad de la hija del faraón no solo preserva la vida de Moisés, sino que también le permite ser criado con el conocimiento de su herencia hebrea, lo que más tarde influiría en su liderazgo para liberar a los israelitas de la esclavitud.
Esta narrativa demuestra la providencia de Dios y cómo puede usar incluso a las personas y situaciones más improbables para cumplir Sus propósitos. También resalta temas de amor maternal, valentía y las formas inesperadas en que Dios provee para Su pueblo. Para los creyentes, esta historia es un recordatorio de la importancia de confiar en el plan de Dios, incluso cuando las circunstancias parecen sombrías. Anima a tener fe en lo invisible y a creer que Dios siempre está trabajando tras bambalinas para el bien de Su pueblo.