La muerte de los primogénitos en Egipto es un evento significativo en la narrativa del Éxodo, marcando la culminación de las diez plagas. Este acto de juicio divino fue una respuesta a la constante negativa de Faraón de dejar libres a los israelitas. Al afectar cada hogar, desde el palacio hasta la prisión, e incluso al ganado, demostró el alcance integral del poder de Dios y la seriedad de sus demandas. Este evento no solo fue un castigo para los egipcios, sino también un punto de inflexión que llevó a la liberación de los israelitas. Subraya el tema de la liberación y hasta dónde llegará Dios para cumplir sus promesas a su pueblo. La muerte del primogénito también prefigura la Pascua, donde los israelitas fueron salvados a través de la sangre del cordero, simbolizando la protección de Dios y el inicio de una nueva relación de pacto. Este momento se recuerda como un testimonio de la justicia y la misericordia de Dios, y su compromiso de liberar a su pueblo de la opresión.
Este pasaje invita a reflexionar sobre los temas de justicia, liberación y el poder transformador de la intervención de Dios en la historia humana. Sirve como un recordatorio del costo de la desobediencia y la esperanza de redención.