La orden del faraón de arrojar a todos los niños hebreos recién nacidos al Nilo fue una medida drástica impulsada por el miedo y el deseo de mantener el control sobre la creciente población israelita. Este decreto no solo fue un acto de crueldad, sino también un reflejo del entorno opresivo en el que vivían los israelitas. Los egipcios, liderados por el faraón, veían a los hebreos como una posible amenaza debido a su número creciente y su potencial para aliarse con los enemigos de Egipto.
Sin embargo, este edicto severo se convierte en un momento crucial en la narrativa bíblica, ya que sienta las bases para el nacimiento y la supervivencia de Moisés. La historia de Moisés es una de providencia divina y liberación, ya que es salvado de este decreto y eventualmente se convierte en el líder que guía a los israelitas fuera de la esclavitud. El coraje de personas como la madre y la hermana de Moisés, quienes desafiaron las órdenes del faraón, subraya los temas de fe y resistencia contra la injusticia.
Esta narrativa invita a reflexionar sobre el poder de la fe y la creencia de que incluso en los momentos más oscuros, hay esperanza y un camino hacia la liberación. También sirve como un recordatorio de la resiliencia de aquellos que se oponen a la tiranía y del papel de la intervención divina en la consecución del cambio y la libertad.