En este versículo, Daniel reflexiona sobre el fracaso colectivo del pueblo para escuchar a los profetas de Dios. Estos profetas fueron enviados para transmitir los mensajes de Dios a los líderes y a toda la comunidad, instándolos a seguir los caminos de Dios. El versículo subraya la importancia de prestar atención a la guía divina y las consecuencias de descuidar tal sabiduría. Sirve como un recordatorio de que a lo largo de la historia, Dios ha proporcionado orientación a través de profetas para ayudar a las personas a alinearse con Su voluntad.
El versículo también enfatiza el papel de los profetas como intermediarios entre Dios y Su pueblo, encargados de transmitir Sus mensajes. Al reconocer el fracaso en escuchar, Daniel destaca la necesidad de arrepentimiento y un regreso a la obediencia fiel. Este llamado a escuchar y responder a los mensajeros de Dios es un mensaje atemporal, que anima a los creyentes a permanecer abiertos a la guía espiritual y a buscar comprensión a través de la oración y la reflexión. Nos recuerda la importancia de la humildad y la disposición a cambiar cuando nos enfrentamos a la verdad divina.