Desde la época de Samuel, uno de los primeros profetas, ha existido un mensaje constante sobre la llegada de una nueva era. Este versículo enfatiza que los profetas a lo largo de la historia han estado señalando hacia un tiempo en que las promesas de Dios se cumplirían. Asegura a los creyentes que los eventos que se desarrollan en su tiempo son parte de una gran narrativa orquestada por Dios. Los profetas, incluido Samuel, desempeñaron un papel crucial en la preparación del pueblo para la venida del Mesías y el establecimiento del reino de Dios.
Esta continuidad de la profecía demuestra que el plan de Dios no es un desarrollo nuevo, sino que ha estado en movimiento durante siglos. Anima a los creyentes a tener fe en las promesas de Dios, sabiendo que Él es fiel y su palabra es verdadera. La mención de Samuel y otros profetas sirve como un recordatorio de la rica herencia de fe y la importancia de entender el pasado para apreciar el presente. Al reconocer el cumplimiento de estas profecías, los creyentes pueden encontrar esperanza y seguridad en la obra continua de Dios en el mundo.