Herodes Agripa, rey de Judea, estaba interesado en mantener su poder político y el favor de los líderes judíos influyentes. Al observar que el arresto de Santiago, el hermano de Juan, complacía a estos líderes, Herodes decidió arrestar también a Pedro, con el objetivo de consolidar aún más su posición. El arresto ocurrió durante la Fiesta de los Panes Sin Levadura, un tiempo de gran observancia religiosa para el pueblo judío. Esta festividad, que sigue a la Pascua, conmemora el éxodo de los israelitas de Egipto y su dependencia de Dios.
El momento del arresto de Pedro no fue casual. Herodes sabía que la festividad atraería a muchos judíos a Jerusalén, lo que le proporcionaría una audiencia más amplia para sus acciones. Esto refleja la maniobra política que a menudo acompañaba a los eventos religiosos en la antigüedad. Para la comunidad cristiana primitiva, este fue un período de intensa persecución, pero también se convirtió en una oportunidad para que Dios demostrara su poder y fidelidad. La narrativa que sigue muestra la intervención divina, reforzando el mensaje de que los propósitos de Dios prevalecen a pesar de la oposición humana.