El establecimiento de David en Jerusalén marcó un nuevo capítulo en su reinado como rey de Israel. Durante este periodo, amplió su familia, y el nacimiento de sus hijos se registra, enfatizando la continuidad de su linaje. Entre estos hijos, Salomón se destaca como una figura significativa en la historia bíblica. Más tarde, Salomón sería conocido por su sabiduría y por construir el templo, un lugar central de adoración para los israelitas. Este versículo no solo enumera los hijos de David, sino que también insinúa el impacto futuro que tendrían en la historia de Israel. La mención de estos nombres sirve como un recordatorio de los aspectos personales de la vida de David y del cumplimiento de las promesas de Dios a través de sus descendientes. Refleja la interconexión de las narrativas personales y divinas, donde la familia y el legado juegan roles cruciales en el plan más amplio de Dios para su pueblo. Este versículo invita a reflexionar sobre la importancia de la familia, la herencia y las maneras en que Dios trabaja a través de las generaciones para cumplir sus propósitos.
Y estos son los nombres de los hijos de David que le nacieron en Hebrón: Amnón, el primogénito, de Ahinoam, la jezreelita; Daniel, de Abigail, la mujer de Nabal, el de Carmel;
2 Samuel 5:14
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