En este momento de preparación para la batalla, David ejemplifica un liderazgo estratégico al dividir sus fuerzas en tres partes, cada una liderada por un comandante capaz y de confianza: Joab, Abisai e Ittai. Esta división no solo organiza a las tropas de manera efectiva, sino que también asegura que cada segmento del ejército esté bajo la guía de un líder con lealtad y habilidad comprobadas. La decisión de David de acompañar personalmente a sus tropas refleja su dedicación y solidaridad con sus hombres. Al elegir estar a su lado, refuerza su papel como un líder que no está por encima de las luchas de su pueblo, sino que está dispuesto a compartir sus riesgos y dificultades. Este acto de solidaridad puede fomentar un sentido de unidad y moral entre las tropas, ya que ven a su rey dispuesto a enfrentar los mismos peligros que ellos. Subraya el principio de que el verdadero liderazgo implica estar presente y comprometido con aquellos a quienes lideras, fomentando la confianza y el respeto mutuo. Las acciones de David nos recuerdan el poder de liderar con el ejemplo y el impacto de las experiencias compartidas en la construcción de comunidades fuertes y cohesivas.
Y envió a la gente que tenía consigo, y puso sobre ellos tribus de mil y tribus de cien.
2 Samuel 18:2
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