Absalón, uno de los hijos del rey David, organiza una reunión en Baal Hazor, un lugar cercano a la frontera de Efraín, durante la temporada de esquila de ovejas. Este era un tiempo de celebración y festividad, a menudo marcado por reuniones comunitarias y banquetes. La invitación de Absalón a todos los hijos del rey es significativa, ya que no solo refleja las costumbres de la época, sino que también establece el escenario para futuros eventos cruciales en la narrativa.
La esquila de ovejas simbolizaba prosperidad y alegría, representando abundancia y comunidad. Sin embargo, en el contexto de la invitación de Absalón, también sirve como un momento estratégico para ejecutar sus planes, que están arraigados en la discordia familiar y las venganzas personales. Este pasaje insinúa sutilmente las complejidades de la dinámica familiar y el potencial de que tensiones subyacentes surjan durante ocasiones que parecen alegres. Subraya los temas de reconciliación, justicia y las consecuencias de conflictos no resueltos dentro de una familia, ofreciendo una reflexión conmovedora sobre la condición humana y la necesidad de sanación y comprensión.