Pedro enfatiza la importancia de recordar las enseñanzas y profecías de los santos profetas, así como los mandamientos de Jesucristo, que fueron comunicados a través de los apóstoles. Este llamado a la memoria cumple un doble propósito: refuerza la continuidad del mensaje de Dios a lo largo de la Biblia y subraya el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento en la vida y enseñanzas de Jesús. Al instar a los creyentes a recordar estas verdades fundamentales, Pedro busca fortalecer su fe y proporcionar un fundamento sólido ante los desafíos y las enseñanzas erróneas.
El versículo sugiere una relación armoniosa entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, donde las palabras de los profetas y los mandamientos de Jesús se ven como complementarios e integrales para entender el plan general de Dios. Este recordatorio es crucial para que los creyentes mantengan su enfoque y discernimiento espiritual, asegurando que permanezcan alineados con las enseñanzas centrales del cristianismo. Fomenta una visión holística de las escrituras, donde tanto las enseñanzas proféticas como las apostólicas son valoradas y sostenidas en la vida del creyente.