El sacerdote Jehoiada introduce un enfoque metódico para recolectar fondos destinados al mantenimiento del templo. Al perforar un agujero en la tapa de un cofre y colocarlo estratégicamente cerca del altar, crea una forma segura y eficiente de reunir ofrendas. Este sistema asegura que el dinero traído por el pueblo se recoja de manera ordenada, reflejando un compromiso con la integridad y la responsabilidad en la gestión de recursos sagrados. La ubicación del cofre, a la derecha de la entrada al templo, simboliza su accesibilidad e importancia, invitando a todos los que entran a contribuir al mantenimiento del templo. Esta iniciativa subraya la responsabilidad colectiva de la comunidad en sostener su lugar de adoración, fomentando un sentido de pertenencia y participación entre el pueblo. También destaca el papel del liderazgo en facilitar y gestionar recursos para el bien común, asegurando que el templo siga siendo un lugar de adoración y alimento espiritual para todos.
Pero Jehoiada, el sacerdote, tomó un cofre, y le hizo un agujero en la tapa, y lo puso junto al altar, a la mano derecha de los que entraban en la casa de Jehová; y los sacerdotes que guardaban la puerta echaban allí el dinero que se traía a la casa de Jehová.
2 Reyes 12:9
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