En este pasaje, Dios se dirige a David a través de Salomón, afirmando la buena intención de David de edificar un templo para el Nombre del Señor. Aunque David no fue elegido para construir el templo, su deseo fue honrado por Dios. Esto ilustra la importancia de tener un corazón alineado con los propósitos de Dios, incluso si no vemos la realización de nuestros planes en nuestra vida. Nos recuerda que Dios valora nuestras intenciones y la sinceridad de nuestros corazones. Además, muestra que los planes de Dios pueden trascender generaciones, ya que el hijo de David, Salomón, eventualmente cumpliría esta visión. Esto nos anima a confiar en el tiempo de Dios y a entender que nuestras contribuciones a Su obra pueden ser parte de un plan divino más grande que se despliega con el tiempo. El versículo enfatiza que nuestros deseos sinceros de servir a Dios son reconocidos y apreciados, incluso cuando los resultados son diferentes de lo que podríamos esperar.
Mas Jehová dijo a David mi padre: Por cuanto tuviste en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón.
2 Crónicas 6:8
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