Abiatar, hijo de Ahimelec, huyó hacia David tras un trágico evento en el que su familia fue asesinada por el rey Saúl. Trajo consigo un efod, una vestimenta sagrada utilizada por los sacerdotes para buscar la voluntad de Dios. Este acto de traer el efod es significativo porque representa un medio para que David consulte al Señor, buscando orientación y dirección en sus esfuerzos. La llegada de Abiatar marca un momento crucial donde David no solo gana un aliado leal, sino también un recurso espiritual que lo conecta con la guía divina.
El efod era una herramienta importante para los sacerdotes, a menudo asociada con el Urim y el Tumim, que se utilizaban para discernir la voluntad de Dios. Al tener a Abiatar y el efod con él, David pudo buscar consejo divino, lo cual era crucial durante su huida de Saúl. Esta narrativa subraya la importancia del liderazgo espiritual y la dependencia de la sabiduría de Dios en tiempos de incertidumbre y peligro. También destaca el tema de la providencia de Dios, mostrando cómo Él provee para Su pueblo incluso en medio de pruebas y desafíos.