Durante la construcción del templo, Salomón demostró sus habilidades administrativas al organizar una fuerza laboral que trabajaba en turnos. Cada mes, diez mil hombres eran enviados a Líbano para recolectar madera, un material crucial para la construcción del templo. Al trabajar un mes en Líbano y pasar dos meses en casa, los trabajadores mantenían un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida familiar. Este sistema no solo aseguraba el bienestar de los trabajadores, sino que también sostenía su productividad a lo largo del tiempo.
Adoniram, quien estaba a cargo de la fuerza laboral, desempeñó un papel clave en garantizar el buen funcionamiento de este sistema. Su liderazgo fue vital para coordinar los esfuerzos de los trabajadores y mantener el cronograma. Este pasaje ilustra la importancia del liderazgo efectivo y la planificación estratégica en la realización de proyectos a gran escala. También subraya la necesidad de colaborar con otros, ya que Salomón trabajó con el pueblo de Líbano para asegurar los recursos necesarios para el templo. El versículo sirve como un recordatorio del valor de la cooperación, el equilibrio y el liderazgo sabio en la consecución de tareas significativas.